viernes, 6 de enero de 2012

The Artist o la Obra Silenciosa


Resulta cuando menos curioso en el siglo XXI encontrarnos con una película de cine mudo, en blanco y negro, y, con homenaje a los grandes del género incluido. En este tiempo de prisas por doquier, donde la ciencia ficción es la reina y las películas en 3D mandan, los directores buscan esa vuelta de tuerca que consiga dar con la novedad que revolucione el cine, tomando como referencia a la aclamadísima Avatar, cuando, de repente aparece una película como esta increíblemente moderna, con un argumento y una trama sencillos, y al mismo tiempo atractivos, y en la que la música, que no la voz, es protagonista junto con las magistrales interpretaciones de sus protagonistas, que no tienen ningún elemento que distraiga del guión.


Avatar Vs The Artist, dos escenas de acción

Así, el protagonista masculino, un galán al uso de los años veinte se encuentra de repente ante la gran encrucijada e su vida, mientras que la jovencita descarada y moderna se encuentra con el comienzo de la suya,  junto con una prometedora carrera profesional. Lo que será o no será de estos dos simpáticos caracteres, queridos lectores, tendrán que averiguarlo por sí mismos, y, pagarse la entrada del cine con palomitas, coca-cola, y demás que esta película lo vale.

La fotografía no desmerece el color en la gran pantalla, más bien al contrario, el metraje tiene sentido de manera global, y, además el blanco y negro confiere unidad a toda la cinta en su conjunto, y  le añade aún más encanto. Otro tanto sucede con la ausencia de voz, aún con pocos cuadros de texto se comprende perfectamente cada situación, no hace falta más.

El vestuario…qué decir sin duda es mi parte favorita: cuánto estilo, qué ambientación; desde los trajes de corte exquisito del actor protagonista, pasando por la lujosa ropa de uso en casa, y el cuidado vestuario de todos los extras masculinos, hasta llegar a la ropa de las féminas, tanto de las alocadas admiradoras del actor principal ( que no son tan diferentes de las de Justin Bieber ), y sobre todo el cuidadísimo vestuario de la protagonista, con sombreros y casquetes adorables y muy femeninos, ropa adecuada a cada momento y, los  brillos, y plumas por doquier, como toda estrella de cine de los años veinte tuvo en su guardarropa.

La magia que se desprende, aúna perfectamente el buen cine de los años veinte del pasado siglo con un fantástico cine de casi cien años después, en el que la dirección no prescinde de guiños tales como los cierres de escena antiguos, o el ambiente de Hollywood Land, ni del guión actual pero para nada acelerado, y que no interfiere con la cuidada ambientación.

En resumen, una película sencilla, como un soplo de aire fresco en la que, durante el tiempo en que el espectador está en la sala lo transporta a otro tiempo, y, que, consigue evadir y entretener con  personalidad. Cien por cien recomendable e imprescindible.
 Un beso. Lola





1 comentario:

  1. Muy bien resumida la esencia de la película. Yo también se la recomiendo a todo el mundo, película para pasar un rato agradable, pero también con fondo.

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