lunes, 28 de noviembre de 2011

Sultanas de Mercadillo


Ala, pues eso, que todas hemos sido alguna vez las reinas del mercado, lo normal: te vas un día, te compras una dos o más gangas estupendas de ésa que sólo se encuentran revolviendo y con ganas de patear un buen rato y la sensación de que estupenda soy-que bien compro-como voy a estar de guapa y demás ideas que te vienen a la cabeza no tiene parangón.
Me encanta ir al mercadito, no soy asidua ni mucho menos, pero de vez en cuando resulta refrescante y diferente ir a alguno de los que hay por todas las ciudades, rincones y pueblos de esta España cañí y popular, de aceituna y flamenco, mezclarse con el gentío, (¿Cómo estarán siempre tan llenos?), cotillear todo lo que quieres, hablar con las señoras que miran en las paradas, comparar precios, tocar todas las cosas…
Este vestido tan monurrio es de mi hermanita, del mercado, claro
Ente el: “a dos a dos”, “nena mira que género”, y demás reta hilas típicas, he encontrado algunas prendas estupendas, las hay que sólo me he puesto un par de veces y otras para toda la vida – o casi – los modelitos de última hornada fusilados en algún taller, nuevas y especiales, de segunda mano… de todo se puede comprar sobre todo si se tienen ganas de buscar – y rebuscar – por todos los montones y coloridos rincones de los que están poblados.
Algunos de mis mejores hallazgos fueron hechos casi por casualidad, mirando un poco aquí y otro poco allá, y de repente ahí estaba, como las botas tan de moda a precio de risa, una chaqueta de cuero que me he puesto hasta la saciedad, un vestidito de los que un amigo define como fáciles porque te los puedes poner para todo…Incluso en una época de mi vida acudía al mercado de los sábados en que había un puesto de flores baratísimas, y, todas las semanas tenía flores frescas en casa, lo que era un lujo persa para mí.


Lo importante aquí, como casi todo en la vida, es el camino, que está lleno de encanto, de otro tipo, no de alfombra roja, sino de gente dispar y simpática, de comerciales excelentes que, exponen sus géneros como ya lo hacían sus padres y como ellos llevan haciendo-la mayoría- desde niños, con frescura y desparpajo; hay que  ir con ganas de pasarlo bien, con ojos nuevos y abiertos a otras cosas diferentes a las habituales, recorrer los caminos tortuosos casi siempre por los que quema el sol y el aire abrasa, o, muy al contrario, con un frio increíble, en busca de nada en particular y con ánimo aventurero para encontrar ese tesoro que no siempre aparece, pero que en cualquier caso siempre puede estar a la vuelta de la esquina.
Una se siente reinona cuando triunfa, cuando tiene la enorme satisfacción de encontrar eso que ni siquiera sabía que quería, y, que ahí estaba, con un precio estupendo, eso sí, a veces el bajón es total, al llegar a casa y ya con otra luz, ánimo y perspectiva observar el objeto maravilloso que resulta de repente no serlo tanto, pero eso, ya es otra historia…
Y vosotras ¿habéis comprado gangas estupendas en el mercado?

Un beso. Lola

3 comentarios:

  1. Que entrada más chula! Este blog es cada dia mejor. Genial la descripción de lo contento/a que te vas cuando encuentras una ganga..

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  2. Pues la verdad es que me encanta ir al mercadito, claro, como normalmente no puedo.......pero la verdad es que casi nunca encuentro nada, que le vamos a hacer, no soy una profesional del mercado.
    Como cualquier madre escasa de tiempo me estoy aficionando a realizar compras en las webs, que cada día hay más...ya nos hablarás de ello. Besos
    Vero.

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  3. Hermanita,es genial. Estoy muy de acuerdo contigo,pero tenemos que retomar esta costumbre,que yo hace siglos que no lo piso y nosotras encontrabamos siempre cosas chulis en el mercado. Saber buscar y saber combinar,esas son las claves. Eva.

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