Pues va a ser
que sí. Y además es precioso. Claro que si una princesa va a Teruel tiene que
visitar uno o varios castillos…Y de esos no faltan. Empezamos con parada
obligatoria en Alcañiz. Del castillo original, de los caballeros Calatravos
queda poco, pero por suerte aún se mantiene en pie una magnifica torre decorada
con exquisitas pinturas que recrean escenas bíblicas, otras de cruzadas e
incluso algunas referentes a la conquista de Valencia por Jaime I.

Alcañiz además
tiene la plaza de España, gótica, las torres junto al río y su molino
restaurado con mimo.
Pero aquí no
acaba la ruta. La mía además se extendió por más pueblos de ensueño, como
Valderrobles, con un magnifico puente que se asemejaba al mismo Ponte Vecchio,
en una versión coqueta, reducida y romántica. Junto al mismo sus calles empedradas,
su plaza con vistas al río, sus edificios señoriales que han visto pasar los
siglos… Y coronando el pueblo un castillo de indudable belleza.

Y para el final
he dejado mi lugar favorito: La Fresneda, con su plaza espectacular, su casa
del comendador, su iglesia de arriba y la de abajo del pueblo, y las cuestas
que aunque pronunciadas están muy bien acondicionadas para subir. Las casas,
siguiendo el patrón típico de construcción de la zona, con madera y piedra, y
sobre todo sus arcadas que marcan el camino a las calles, con pasadizos de
nombres de oficios y utensilios ya desconocidos. Aquí también hubo un castillo
pero sólo quedan piedras. Y no hablan. O tal vez sí.

Un beso. Lola